Hace algunos días vengo recibiendo en este blog algunos comentarios de un tal "anónimo" que despotrica sobre mí, cosa que no me importa. No debería ocuparme de estos temas que realmente no me causan más allá de una sonrisa, sin embargo lo voy hacer, solo por el hecho de dejar las cosas un tanto claras entre mi desconocido comentarista y yo.
El artículo que titulé "Mi opinión personal sobre los sucesos de Bagua en respuesta a un gran amigo", mereció una serie de comentarios, algunos a favor otros en contra, pero todos válidos. Sin embargo recientemente llegó uno en el que se acusa de una serie de cosas a mi padre, entre la cuales se dice que se pasó la vida trabajando para los apristas. Yo que lo conosco, creo saber que trabajó unos meses en el Ministerio de Educación durante el primer gobierno de Alan García y que muchos años después asumió la dirección del primer Proyecto Cultural que ejecutó la gestión del ingeniero Alva Centurión. Hagamos números. Para los apristas, exagerando, trabajó algo más de tres años. Tres años. Si mi papá tiene sesenta y dos, la lógica nos dice que no trabajó toda la vida para los apristas como afirma este anónimo comentarista, cosa que de ser cierta tampoco tendría nada de mala.
Mi querido enemigo dice también otras barbaridades que no vale la pena mencionar pues realmente son bajezas generadas tal véz por alguna frustración no atendida por el psicoanálisis.
Ahora pongámonos de acuerdo. Este blog llamado "Página 13" lo he creado yo, lo alimento yo y yo soy el único responsable de lo que aquí queda publicado. Si alguién tiene algo que decirle a mi padre que lo busque y que se lo diga en la cara, sin escudarse bajo un cobarde anonimato, ni usarme a mi como intermediadiario de sus angustias. Estoy seguro que don fredy Gambetta sabrá responder con altura cualquier acusación. Si alguién tiene algo que comentar acerca de mis escritos que lo haga, pero firmando el comentario como hace la gente decente, la gente valiente, la gente que no tiene miedo de dar la cara.
Con todo el respeto del mundo, yo no escribo lo que escribo por gustar ni por quedar bien con nadie. Escribo simplemente porque me da la gana y porque no puedo vivir sin escribir. El que quiere me leéra, el que no simplemente no entrará al blog.
Me causa mucha gracia cuando alguien por la calle me reclama algo que escribí o dejé de escribir. O cuando alguién me dice "te me caíste con lo que publicaste". ¿No es acaso una suerte de extorsión?. Osea que Mauricio Gambetta tiene que escribir lo que algunos quieren porque sino me caí, los defraudé, no sé nada de la vida, soy un incendiario de izquierda, soy un reaccionario de derecha, etc., etc.
Creo sinceramente que el gran error de las generaciones pasadas han sido "las medias tintas". El no decir las cosas claras. El no comprometerse. Yo no estoy dispuesto a continuar ejerciendo las funciones diplómaticas en bien de la tranquilidad pública. Pienso, opino, escribo. Si no le gusta a mi querido "anónimo" que me lo diga pero poniendo su nombre. La cobardía, que hundió y sigue hundiendo a Tacna y al Perú, me parece de lo más despreciable.
Sé de la existencia de algunos "enemigos jurados" de mi padre, pero no me puedo dar el lujo de entregarles importancia. Pierdo el tiempo. Mientras ellos confabulan y hablan pestes y crean cuentos, yo estoy diseñando, escribiendo, leyendo, viendo buen cine, tomándome un par de cervezas con mi amigos. Lo mismo hace mi padre. No hay cabida para los resentidos, los envidiosos. Ojo, es totalmente distinto un rival sin nombre que destruye por destruír que una persona que no está de acuerdo con nuestras ideas y las debate con altura. En ese caso conversamos, escuchamos, debatimos. No olvidemos que cuando tres personas están de acuerdo totalmente en algo es porque hay un malentendido. Me parece que muchos tienen una idea errónea de la convivencia y de la vida: si no piensas como yo pienso estás mal.
Lo mismo ocurre con algunos "periodistas" en Tacna. Ojo, algunos, no todos. Su mensaje es claro: "Tienes que hacer lo que yo digo sino te hundo", "tienes que darme un auspicio económico sino hablo pestes de ti", "tienes que tenerme miedo porque yo te puedo destruir desde mi panfleto o mi hora alquilada en alguna radioemisora". ¿Habrá algo más indigno?, ¿habrá algo más bajo? ¿Qué pasó? ¿cuándo fue que dejamos que estos "paladines de la justicia" dirijan nuestras vidas?
Pero lo peor de todo no es que los dejemos hacer y deshacer honras ajenas, lo peor de todo es que todos sabemos la clase de tipejos que son algunos y de que pie cojean, y voy más allá, lo peor de lo peor de todo es que ellos mismos saben lo que son. El mundo al revés.
Estoy de acuerdo con la investigación períodística, con el develamiento de la verdad, pero con pruebas. No nos podemos pasar la vida tratando de desprestigiar a las personas solo porque se nos ocurrió. Investiguen, trabajen, hagan su chamba.
Bueno hasta aquí con mi respuesta. Así que por favor señor ´"anónimo" ponga usted su nombre en sus comentarios, dé la cara, no siga el jueguito cobarde de la escondida. Estoy más ocupado en mi trabajo, no puedo darme el lujo de pasarme los días espantando a las gallinas. Suerte.