viernes, 24 de octubre de 2008

A CATALINA CON ARDOR (PRIMERA ADVERTENCIA)


Mira Catalina, esta bien que mi papá te quiera mucho y te dedique crónicas dominicales contándote la historia de nuestra querida Tacna y la de sus personajes. Está bien que día a día te hagas más conocida y que mucha gente pregunte por tí en plazas y alamedas. Está bien que seas una cachorra agraciada y tengas una cara dulce a pesar de tu condición canina. Está bien que goces de la amistad de animalejos dentro y fuera del Perú, como la ardilla negra esa que llega a visitar todas las primaveras en Canadá a una perra que pertenece a una amiga de mi papá de cuyo nombre no me acuerdo. Está bien que seas la engreída últimamente de la avenida Dos de Mayo. Esta bien que comas sólo esas galletas horrorosas con olor a pescado que cuestan un ojo de la cara. Está bien que saltes como un delfín y hayas aprendido a sentarte y a comer cuando se te dice y hacer tus cochinadas solo en el patio. Está bien que te llamen hija y te colmen de besos y caricias. Está bien que tengas el cabello claro y seas la única en la familia que tiene pedigree de alguna clase. Está bien todo eso Catalina, tuviste suerte, te lo ganaste. Pero lo que no está bien perra hija de perra, es que cada vez que llego a visitar al padre que me dio la vida, me saltes como una energúmena manchándome la camisa, el pantalón y la casaca. No está bien que me babees toda la cara y las manos con tu lengua de culebra. No está bien que con tu mordidas juguetonas casi me desgarres más de una vez las partes nobles. No está bien que me llenes de tus pelos dejándome como oso de comparsa. Así que piensa Catalina y trata de moderarte si quieres que mi buen padre siga titulando sus crónicas todos los domingos "A Catalina con amor" y no "A Catalina en el recuerdo". Te lo pido como amigos, porque la próxima vez te meteré un tabazo en la verijas que te hará despertar del cuento de hadas del que eres princesa pinche perra cabrona.
Atte.

Tu indignado hermano.