miércoles, 12 de noviembre de 2008

TANGO: LA VERGUENZA DE HABER SIDO Y EL DOLOR DE YA NO SER...


Me gusta el tango tanto como la vida. Me gusta el tango tanto como una tarde con los amigos. Creo que el tango más que una simple corriente musical (si es válida la denominación) es un estilo de vida. Es una forma de pararse. Es una forma de fumar. Es una forma de putear la mala suerte. Es una forma de mirar a una mujer por la calle.

Es diferente caminar por caminar que caminar en ritmo de tango. Es diferente decir te quiero que decir te quiero en ritmo de tango. Es diferente hacerse el macho que hacerse el macho en ritmo de tango.

El tango te permite mirar a la vida con desdén, mirarla por encima del hombro, como sabiéndote siempre el vencedor ante los desafíos que te imponga.

El tango es música, melodía, pero más que eso es composición, es poesía. Como explicar versos como: "María, la más mía, la lejana, si volviera una mañana por las calles del adiós", o "tus ojos son oscuros como el olvido, tus labios apretados como el rencor, tus manos dos palomas que sienten frío, tus venas tienen sangre de bandoneón". Es demasiado, es mucho sentimiento. Claro, sólo entendible, para los que tienen ese duende en el corazón que hace comprender las cosas bellas sin preguntar demasiado.

Pero el tango es también interpretación, desde Gardel hasta la Gata Varela, pasando por Edmundo Rivero, Susana Rinaldi, Hugo Sosa, Cacho Castaña o el Polaco Goyeneche, mi viejo preferido, inigualable, ronco, directo. El gran "garganta con arena".

Si uno se pone a analizar las letras de diferentes tangos, encontrará que más de uno es una lección de vida, un rosario de consejos y experiencias. El tango no es tan simple como el valse peruano, con excepciones claro, ni tan chillón como la ranchera mexicana, en la que casi siempre se llora a gritos, así seas macho de bota, bigote y pistola. El tango, creo yo, tiene mucha más poesía que mi amado bolero. El tango es más elegante, aun siendo arrabalero. El tango es más sobrio, a pesar de haber nacido entre bataclanas y compadritos. Es el muchacho que salió del barrio y conquistó la gran ciudad, pero que nunca olvidó el cafetín de la esquina. Es el amante que le hizo el amor a las damas de la alta sociedad pero siempre guardó lo mejor de su corazón para su noviecita vestida de percal. El tango es "la verguenza de haber sido y el dolor de ya no ser".

Si alguién me pregunta por qué el tango, pues sólo atinaré a responder: Porque el tango es macho, porque el tango es fuerte, tiene olor a vida, tiene gusto a muerte. Y no se diga más.