Aquí no ha muerto
nadie compañero,
aquí los ríos rojos que dejaste
siguen acariciando
las manos del labriego.
Sigue cantando
en las selvas de espinas
tu fusil que dispara
Palomas libertarias.
Aquí sigue tu voz
tu asma
tu camisa
tus brazos que sembraron
raíces de esperanza.
Tu lo sabías
Comandante eterno
Cristo crucificado
por clavos de la infamia.
Pero ahí continúas felizmente
Apagando las estrellas asesinas,
En el canto
en la tarde
Debajo de tierra
En la escuela
en la calle
Donde tu sonrisa cante
Comandante.
jueves, 29 de noviembre de 2007
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